Aumento en las redes sociales a la difusión de mensajes que promueven el individualismo y la competencia en lugar de la colaboración y la solidaridad.

Pérdida de empatía y comprensión hacia los demás como resultado de multiples medios que dibulgan la indiferencia y el egocentrismo.

Limitaciones en la capacidad de la comunidad para abordar y resolver problemas colectivos debido a la falta de conocimientos y habilidades cívicas.

Desigualdades en el acceso a oportunidades de aprendizaje y participación ciudadana, lo que afecta la falta de colaboración y solidaridad entre los diferentes grupos sociales.

Desatención de las necesidades y preocupaciones de la comunidad por parte de las autoridades, lo que contribuye a la desconfianza y a la falta de identidad.

Falta de incentivos y apoyo gubernamental para promover la colaboración y el compromiso cívico, lo que dificulta la construcción de una comunidad que interactue ente ella y que pueda adaptarse.

Desmotivación y apatía entre los miembros de la comunidad al no contar con modelos de comportamiento cívico y solidario.

Ausencia de liderazgo moral y social que pueda inspirar y guiar a otros hacia una mayor colaboración y compromiso con el bienestar común.

Pérdida de cohesión social y sentido de pertenencia debido a la falta de ética y responsabilidad hacia los demás.

Deterioro de las relaciones interpersonales y comunitarias debido a la ausencia de valores morales que promuevan la colaboración y el respeto mutuo.

Desconfianza y desintegración en la comunidad debido a la falta de solidaridad y consideración hacia los demás.

Aumento de conflictos y tensiones sociales debido a la prevalencia del egoísmo y la búsqueda de intereses individuales sobre el bien común.