La involución fue originalmente un concepto antropológico, que se refiere a la complejidad y el autocierre dentro de un sistema social o cultural, lo que conduce a la ineficiencia y el desperdicio de recursos. En el contexto moderno, la involución generalmente se refiere a la inversión excesiva de tiempo y energía por parte de un individuo en un entorno altamente competitivo, que no produce ganancias o progresos significativos, pero conduce al agotamiento físico y mental.
La involución es un fenómeno negativo que refleja el estado de esfuerzos ineficaces y desperdicio de recursos en el que pueden caer los individuos y la sociedad en un entorno ferozmente competitivo.
Ciclo negativo: la involución suele manifestarse como un ciclo negativo, en el que los individuos continúan aumentando su inversión en pos de mayores logros, pero los rendimientos finales no son proporcionales.
Desperdicio de recursos: la involución a menudo conduce a un desperdicio de recursos y una reducción de la eficiencia, porque los participantes pueden consumir mucho tiempo y energía en una competencia ineficaz.
Ansiedad y estrés: el fenómeno de la involución suele ir acompañado de presión social y ansiedad, y los individuos sienten que deben esforzarse constantemente por seguir siendo competitivos, aunque este esfuerzo no necesariamente conduzca a logros reales.