La práctica educativa para la población infantil debe sustentarse en los avances de la Psicología y de las Neurociencias.
Es imperativo pasar de la acción a la reflexión en las prácticas pedagógicas, promoviendo el desarrollo del pensamiento en los niños.
La mediación y la estimulación integral deben dar al niño la oportunidad de realizar representaciones mentales, activando sus funciones cognitivas, físicas y emocionales.
La familia y las instituciones de Educación Inicial deben actuar en estrecha colaboración para favorecer el desarrollo integral de los niños.
Es fundamental promover el desarrollo a partir de las fortalezas de los niños, y no solo de sus debilidades.